viernes, 11 de abril de 2014

Al actor con gran nombre de pájaro

Hace muchos años conocí a Alfredo Alcón. Fue en una cena íntima, se podría decir que mágica, a la que llegué del brazo de mi compañero de la vida. Estaban haciendo La Tempestad en el Teatro San Martín, y se había armado un grupo de personas que se sacaban brillo entre ellas. Era un placer verlos actuar y conversar. Esa noche, me quedé prendada de la personalidad de Alfredo: sencillo, educado y con un fino sentido del humor. Al volver a casa, atravesada por el clima de fiesta y por el chisporroteo del alcohol, como una Bovary desbocada, escribí este poema. Lo comparto aquí como un pequeño homenaje, al actor del gran nombre de pájaro.

Festín
Estamos invitados al banquete
en el salón azul del ala norte
del laberinto de espejos.

Vino la barracuda vestida de poplín
la mujer de los dientes de oro
el cantante cansado de explicar
por qué cada vez le duele tanto
la garganta
la mujer del médico de las piernas
y el que trajo el largavistas
para encontrar al pirata.

Él
anfitrión por naturaleza
enciende las luces del tour
y muestra
las habitaciones
las fotos
la parrilla
como si asara a su madre
con las alhajas puestas.
Los muros del antiguo castillo chorizo
duermen intactos
bajo el pañolenci de la enredadera.
La onda
hoy
es reciclar.

Llega Pulgarcito galante
de mano de la chica que no sabe fumar
la exhibe y
seis ojos de trece lo embrujan.
Yo soy seguro más linda,
la asesina perfecta dixit.

Entrás en la casa
y es como un pueblito boliviano...
Es que le pusimos colores
y un surtidor para palomas
qué bien
qué lindo
cajitas apiladas
que encierran tres arañas y un botón.

El Convidado entra
con una corte de luciérnagas
que le salpican el traje
Busto de mármol sanmartiniano
¿cuál será el Don
que sacrificas esta noche?

Cenamos.
El que no sepa bailar
entre conversaciones
que nade en las piscinas de licor.
Es que la vi a la Señora
haciendo pis en una pileta de lavar.

Juanito juega con el lobo
Caperu se relame
descalzo y desnudos
desparraman mil ladrillos
ordenados
para la ocasión del mamón
con fina hierba.

Entonces sucede
asado con trampas.
La copa de arsénico rueda por el mantel
y ensucia los vestidos planchados
con la conciencia meticulosa de una debutante.

El chico de la mirada de su madre
escucha atra besado
los tenedores
violín en bolsa
del final.

Su mujer
que antes fue mujer de otro
asiente
colgada de la horca del éxito
ji ji je je
es tan frágil
que hasta un bol de avena podría quebrarlo.

Él
El actor del gran nombre de pájaro
esboza su sonrisa
en canta dora
y funde la daga de goma
del pirata
Descubierto.

Afuera cae la noche
con su telón de espinas
de agua.
Me tomo de tu brazo timón
y me dejo llevar como una Emma
de vuelta a Tostes.